PUERTA ROMÁNICA

PUERTA ROMÁNICA
Título: "Puerta románica". Es fácil abrumarse al contemplar detenidamente puertas como esta. Se trata de una puerta románica de una iglesia del Valle de Arán (Lérida). Nos puede atraer la historia secular que guarda cada una de las piedras que la forman (no hay dos iguales). Y si ya nos paramos a imaginar la cantidad de gente que ha pasado por ella (con sus respectivas realidades personales) la cosa ya nos supera y se adentra en "lo sublime". Así se entiende porqué los autores románticos volvieron su mirada a la Edad Media.

viernes, 5 de agosto de 2011

Todos podemos ser historiadores

La Historia, por su propia naturaleza, es escurridiza. De hecho, cada segundo que pasa ya forma parte del pasado y, por tanto, de la historia. Es como si tratásemos de retener un poco agua entre nuestras manos, inevitablemente y de forma progresiva iría desapareciendo por entre nuestros dedos. De un modo semejante ocurre con la Historia; si cada segundo que pasa ya entra a formar parte del pasado, ¿cómo conseguir retener los acontecimientos? En realidad, es mucho más sencillo de lo que podríamos pensar; es más, quizá llevemos ya varios años ejerciendo como historiadores sin habernos percatado de ello. Porque… ¿quién de nosotros (aunque solo haya sido por unos días)  no ha escrito alguna vez un pequeño diario?, ¿acaso nunca hemos guardado algún objeto de algún antepasado nuestro o algún objeto antiguo encontrado en casa de nuestros abuelos? Y, sobre todo, ¿no nos gusta hacer fotografías a familiares, amigos o paisajes? Al fin y al cabo, actividades como estas son las que consiguen retener una parte de la Historia.

Nosotros conocemos la Historia gracias a las personas que han ido escribiéndola o narrándola a lo largo de los siglos. Nos estamos refiriendo a los historiadores, personas que por diversos motivos se interesaron por dejar constancia de los acontecimientos pasados.

Pero para que el historiador pueda conocer la Historia, necesita información. Precisamente, esta información se extrae de los testimonios, textos escritos, restos materiales, informaciones orales, etc. Y cuanto mayor sea la cantidad de información, más preciso será el conocimiento de la Historia. Por eso, todos nosotros podemos (y debemos) ser historiadores. No se trata de pretender reflejar los grandes acontecimientos que acontecen en nuestro país o incluso en nuestro planeta, sino simplemente, los que ocurren a nuestro alrededor. Porque la Historia es “la narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados”.

Espero haber suscitado en algunos de vosotros el deseo de intentar dejar constancia de la Historia a través de acciones tan sencillas como escribir un diario, guardar algún objeto interesante o simplemente haciendo unas pocas fotografías.